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EL ZANCUDO



Cismas

Por: Chapo Soto

La historia del accidentado tránsito del PRI Sonora después de perder el gobierno estatal no termina de escribirse.


Ayer, Zaira Fernández y Pascual Soto, militantes que integraron una de las fórmulas que compitió por la dirigencia estatal anunció la integración y activación de un movimiento disidente de las cúpulas del tricolor a las que señalan de trabajar para Morena y convertir al PRI en uno más de sus partidos satélites.

 

El análisis de la coyuntura los lleva a concluir que “todo priista que participe en el proyecto de Alejandro Moreno Cárdenas está trabajando para Morena”, y en ese costal echaron por supuesto al dirigente estatal Rogelio Díaz Brown y a la fórmula contra la que compitieron integrada por Onésimo Aguilera e Iris Sánchez Chiu.

 

Sostienen que la alianza construida en 2021 para llevar como candidato común a la gubernatura a Ernesto ‘El Borrego’ Gándara y a otros hombres y mujeres que buscaron cargos de elección se encuentra fracturada y es necesario comenzar a construir otra pensando no solo en los partidos políticos, sino en esa parte de la sociedad civil que, junto a muchos priistas tampoco se siente representada ni por los gobiernos de Morena ni por la dirigencia del tricolor.

 

En un desglose de los resultados obtenidos por la Alianza Va por México en la pasada elección, concluyen que el PRI obtuvo el 62 por ciento de los votos (198 mil, mientras el PAN logró 98 mil y el PRD 11 mil), por lo que se mantiene como una segunda fuerza importante que, sin embargo corre el riesgo de diluirse producto del desaseo de sus procesos internos y su condescendencia hacia el gobierno de Morena.

 

La decisión de activar lo que llaman Movimiento de Priistas Inconformes se tomó después de consultar a la base militante de todo el estado y de aplicar una encuesta en la que descubrieron que el 89 por ciento está dispuesto a participar en una alianza opositora contra Morena; el 79 por ciento está en desacuerdo con la imposición en la dirigencia estatal y el 73 por ciento dijo no estar dispuesto a participar en el PRI de Alito Moreno y Rogelio Díaz Brown.

 

Lo interesante de este movimiento, aseguran, es que puede tener repercusiones en el plano nacional, pues si bien Alito mantiene el control sobre los órganos de dirección partidista (por eso no lo han podido ‘tumbar’), en varias entidades se han detectado inconformidades similares a las que existen en Sonora.

 

Hay también diputad@s, senador@s, ex gobernador@s y ex dirigentes nacionales que no están de acuerdo con la forma en que está dirigiendo el partido y eventualmente podrían sumarse a esta ola de priistas inconformes.

 

Zaira y Pascual saben que pueden ser sujetos de sanciones pero están dispuestos a correr el riesgo. Veremos qué sucede.

 

II

 

Por diferentes razones, en Morena también soplan vientos de división. Si en el PRI la derrota los metió en una dinámica de disputa por las poquísimas posiciones que mantuvieron y a las que pueden aspirar, en Morena parece suceder a la inversa.

 

El desmedido poder que alcanzaron con el avasallador triunfo de 2018 los hizo confiar en que repetirían la dosis en 2021, pero la historia es conocida. Aunque volvieron a pasarle por encima a la oposición abrumadoramente, perdieron una cantidad considerable de votos, la posibilidad de volver a sumar una mayoría calificada en las cámaras de diputados y senadores, y perdieron también la mitad de la Ciudad de México, un golpe que no terminan de asimilar.

 

De haberlo conseguido, en estos momentos el presidente no tendría problema alguno para sacar adelante sus reformas estratégicas (energética, educativa y de seguridad) por lo que ha tenido que recurrir a métodos poco heterodoxos y más bien similares a los que utilizaba el PRI en sus tiempos de partido hegemónico, incluidos el chantaje, la amenaza, la cooptación, entre otros.

 

Por si fuera poco, el presidente adelantó su propia sucesión casi cuatro años, lo que provocó el hervidero de grillos que trae a sus corcholatas desatadas y a varios personajes importantes en una guerra que a veces se mueve al nada elegante terreno del lodazal.

 

El presidente está rodeado de una jauría que solo piensa en la sucesión, dijo Tatiana Clouthier en su primera declaración después de renunciar a la secretaría de Economía.

 

Ricardo Monreal, el coordinador de los senadores de Morena parece con un pie fuera de ese partido, consciente de que no está en el ánimo del presidente y mucho menos de la corcholata favorita, Claudia Sheinbaum, que ha dejado correr la versión de que el zacatecano tuvo mucho que ver en la derrota morenista en media Ciudad de México.

 

Hoy, en su ‘Martes del jaguar’ la gobernadora de Campeche, que se ha convertido en una suerte de Laura Bozzo de la política le dedicará su programa a Ricardo Monreal al grito de “¡Que paaaaaaaaaase el desgraciadooooo!”.

 

Lo anunció el fin de semana y Monreal respondió que era parte de la guerra sucia y los afanes divisorios de la gobernadora y el grupo en el que se identifica. Layda Sansores había recapitulado y anunció que cancelaría ese tema en su programa, pero al enterarse de las declaraciones de Monreal, volvió a la carga y hoy sabremos de qué se trata.

 

Monreal por su parte ya dejó claro que de seguir la guerra sucia en su contra buscará otros destinos y eso, aunque algunos lo desestimen podría abrirle un boquete importante a Morena, sobre todo en la Ciudad de México.

 

No es el único. Hay un movimiento importante que se viene gestando desde hace meses reclamando la democratización de la vida interna de Morena y la reconquista de espacios que fueron ocupando advenedizos de otros partidos. Este movimiento lo encabeza John Ackerman y aunque también suelen desestimarlo, podría dar algunos dolores de cabeza.

 

Y todavía falta saber cuál será la posición que asuma Marcelo Ebrard una vez que se haga oficial la candidatura presidencial y resulte que no fue él.

 

En un plano más lejano aparece Porfirio Muñoz Ledo que, muy olvidado y vituperado, no deja de representar una piedrita en el zapato, con sus puntillosas críticas al presidente y su ejercicio político y de gobierno.

 

A esta serie le faltan muchos capítulos, a cual más de emocionantes. La disputa por el poder, sobre todo cuando tiene como escenario el poder mismo suele ser bastante cruenta y estamos a más de un año de las definiciones.

 

Frente al thriller que puede sobrevenir en Morena, lo que suceda en el PRI pasaría a ser un insulso episodio de la Rosa de Guadalupe.

 

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