El Monterrey se resistió a la idea de convertirse en un saco de arena del Inter de Milán, finalista en la pasada Liga de Campeones. La importancia de jugar un Mundial de Clubes en el centenario Rose Bowl, adonde miles de aficionados regiomontanos llegaron en caravana por las principales vialidades de Pasadena, California, inspiró a los Rayados a competir a un nivel europeo con el español Sergio Ramos como bandera. A punto de cumplir 39 años, el legendario ex zaguero del Real Madrid esperó la oportunidad adecuada para competir, celebrar un gol y mantener el empate 1-1 en un partido de dimensiones altísimas.
Ramos no quería faltar a la cita de un torneo internacional. Las lesiones y el año que pasó sin jugar provocaron algunas dudas que se disiparon enseguida. Su nivel atlético es sorprendente. No sólo compitió a la altura de los mejores jóvenes del club, como Víctor Guzmán y Gerardo Arteaga, sino incluso por encima de las estrellas del Inter. Si los primeros meses en México del campeón del mundo no resultaron como quería, el de ayer fue un encuentro que corrigió cualquier fallo. Por encima de dos torres gemelas en el área grande -Francesco Acerbi y Benjamin Pavard-, un cabezazo del capitán rayado hizo soñar a una multitud en las gradas con el 1-o (25).
Ramos descubrió a unos cuantos seguidores del Inter con la boca abierta durante su festejo. “Si sólo conocen a uno o dos de nosotros, mejor, porque verán el nivel y el talento que tenemos”, advirtió el lunes sobre el desconocimiento que cuerpo técnico y jugadores del cuadro nerazzurro expresaron sobre el Monterrey. Aquella lección quedó a la vista en menos de 45 minutos. Sólo un error podía evitar el batacazo regiomontano, alguna descompostura en el planteamiento del técnico español Doménec Torrent, quien, al igual que su colega Cristian Chivu, dirigió su primer compromiso al frente del banquillo.
Ese pequeño resquicio lo supo capitalizar el argentino Lautaro Martínez, habilitado en un tiro libre y con el arco abierto para vencer al portero Esteban Andrada (42). Como no hay nada que haga más daño a los ojos de los propios aficionados que un empate así, sin merecimientos del rival, Rayados fue por más en el complemento. Al ritmo del “¡Dale, dale, dale Raaayados!”, grito con el que alentaron desde las gradas los seguidores regiomontanos, Ramos y compañía tuvieron al menos otras tres oportunidades frente al arco, pero en todas hubo un detalle por el que no mostraron la misma contundencia.
La siguiente prueba de Torrent al frente del Monterrey será el sábado ante el River Plate mientras el Inter, subcampeón de la Champions, enfrentará al japonés Urawa Reds.
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