
Nueva York y Washington.- Cada semana, cientos de religiosos –católicos, protestantes, judíos– y sus aliados realizan una vigilia frente a las rejas de Alcatraz de los Caimanes para denunciar lo que llaman “la crueldad por diseño” de ese centro de detención de inmigrantes en los humedales de Florida, con este tipo de actos de condena a las medidas antimigrantes y solidaridad con las víctimas multiplicándose desde Brooklyn a El Paso, Los Ángeles y otras regiones del país, conformando un creciente movimiento de resistencia en defensa de los derechos de inmigrantes.
Domingo a domingo, durante las últimas cinco semanas, cientos de personas participan en una expresión ecuménica y acuden ante las rejas del recién construido centro de detención de inmigrantes en medio de los pantanos de Florida para hacer “sonar la alarma a fin de evitar que la notoria negación sin precedente de derechos padecida por los detenidos en Los Everglades se repita en otros lugares”.
Este jueves, un panel de jueces de apelaciones revirtió el fallo de un tribunal federal que había ordenado la clausura del centro de detenciones, y por tanto, las protestas no cesarán. Noelle Damico, de la organización judía The Workers Circle, parte de la coalición ecuménica en defensa de los derechos de inmigrantes que ha organizado las vigilias en Florida, informó a La Jornada que la nueva demanda es “el cierre permanente del Alcatraz de los caimanes como de todas las instalaciones de detención que emplean su maqueta de ‘crueldad por diseño’”. Junto con ello, agregó, se está reiterando el llamado por un fin a las redadas realizadas por el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) “que están secuestrando, deteniendo y deportando a vecinos sin el debido proceso”.
A lo largo del país, organizaciones de inmigrantes, defensores de derechos y libertades civiles, religiosos, algunos sindicatos, ciudadanos no afiliados y estudiantes, entre otros, están en las trincheras enfrentando las medidas antimigrantes del gobierno de Donald Trump. Esta resistencia ha sido empleada por el gobierno federal para justificar el despliegue de fuerzas militares como la Guardia Nacional y hasta los marines en Los Ángeles.
A la vez, el gobierno de Trump ha enviado comunicaciones a alcaldes y gobernadores demócratas de que sus gobiernos están obligados a cooperar con las medidas antimigrantes y que no se tolerará la oposición a ello. Después de hacerlo en Los Ángeles y la capital, el mandatario ahora amenaza con enviar tropas a Chicago, Baltimore y Nueva York.
Ante ello, alcaldes y otros funcionarios locales y varios gobernadores están retando al gobierno federal y rehusando doblegarse a las órdenes de colaborar con las medidas antimigrantes de la Casa Blanca.
El gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, alertó esta semana que cuenta con información de que Trump está contemplando hacer redadas contra comunidades inmigrantes mexicanas durante los festejos del Día de Independencia de México en Chicago. “El terror y la crueldad es el punto”, denunció. El alcalde de Chicago, Brandon Johnson, firmó una orden ejecutiva prohibiendo la cooperación del Departamento de Policía con autoridades federales en acciones antimigrantes.
“Tenemos un movimiento más fuerte y amplio preparado para movilizarse”, declaró Lawrence Benito, de la Coalición de Derechos de Inmigrantes y Refugiados de Illinois, a la agencia Ap. El sindicato de maestros y agrupaciones comunitarias han intensificado sus campañas de educación popular para difundir el conocimiento de los derechos civiles y de debido proceso de todo habitante y elaborando planes para proteger y responder a agresiones contra los sectores más vulnerables.
Alcaldes y gobernadores se unen contra el magnate
Otros líderes políticos municipales y estatales han repudiado lo que califican como un “asalto” del gobierno de Trump, incluyendo los alcaldes de Boston, Los Ángeles y Seattle, así como los gobernadores de California, Maryland, Nueva York, Pensilvania y Kentucky. El gobernador del estado de Washington, Bob Ferguson, informó que recibió una carta de la fiscal general de Estados Unidos acusando a su estado de ser “santuario” para inmigrantes y que él y sus colegas enfrentan posibles cargos criminales por ello, a lo que respondió que “el estado de Washington no será buleado ni intimidado por amenazas…. En la América que amo, resolvemos nuestras diferencias de manera pacífica… y no amenazando a opositores políticos con encarcelamiento”. Añadió que su estado siempre dará la bienvenida a inmigrantes por su contribución.
El fiscal distrital de la ciudad de Filadelfia, Larry Krasner, advirtió al gobierno de Trump que procederá penalmente contra cualquier oficial federal o militar enviado “para invadir” su ciudad que viole cualquier ley estatal.
El sheriff de Durham, Carolina del Norte, Clarence Birkhead, se presentó en un mitin para hablar de los derechos legales de inmigrantes ante las acciones del ICE. Y denunció el uso de máscaras por los agentes federales, calificando eso de “cobardía”.
Organizadores también están en comunicación para intercambiar experiencias con sus contrapartes en Los Ángeles y Washington, quienes han tenido que enfrentar la intervención de fuerzas armadas en sus ciudades.
En diversas urbes, los ciudadanos han logrado frenar intentos de captura de trabajadores inmigrantes y hasta obligar a que las fuerzas policiacas se replieguen. En California y otros lugares, cuando se detecta que agentes federales están alojados en hoteles para operativos, manifestantes han llegado para generar ruido y música a todo volumen para “no dejarlos dormir” (https://www.instagram.com /reel/DNo-2SFx_s3/?igsh=Nm1zbThy eHk3dmxp).
En Brooklyn, cada semana se realiza una vigilia donde líderes religiosos como Juan Carlos Ruiz, de la Iglesia Luterana, y sus colegas, declaran: “estamos aquí contra un sistema que deshumaniza a nuestros hermanos y hermanas”, llevando a músicos para ofrecer una especie de serenata de solidaridad.
En Los Ángeles, una banda mexicana frecuentemente se estaciona frente al centro de detención entonando canciones que incluyen versos dedicados a “la migra”: “que se vaya a la chingada” (https://www.tiktok.com/@algoque vertv).
En Wisconsin, se realizó una “cena de solidaridad” por la confederación sindical del sur de ese estado para apoyar y recaudar fondos para 43 trabajadores inmigrantes que habían sido cesados de una fábrica de quesos. “Apoyamos a los que hacen el queso” sin importar su condición migratoria.
La Red Nacional de Organizaciones de Jornaleros ha impulsado iniciativas para que ciudadanos “adopten una esquina” o establezcan medidas para proteger a jornaleros en los estacionamientos de tiendas o esquinas donde esperan ser contratados
En pueblos y ciudades, algunos compran toda la mercancía de vendedores ambulantes inmigrantes –frutas, helados, flores y tacos– para que regresen a sus casas y no se expongan a ser detenidos y deportados. En Columbus, Ohio, residentes hicieron una fila de casi 13 kilómetros de largo como protesta contra la “inhumanidad del ICE” en atacar a sus “vecinos”.
Organizadores indican que este movimiento de resistencia está creciendo, con cada vez mayor cooperación y coordinación no sólo entre defensores de inmigrantes, sino con nuevos aliados en otros sectores que están enfrentando las políticas de la Casa Blanca.
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