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'Jurassic World Rebirth': un regreso a los orígenes que revive la franquicia



'Jurassic World Rebirth' es, espiritualmente, una película de 'Jurassic Park', no de 'World'. La distinción importa. Desde que el reinicio de 2015 intentó expandir los límites de la enérgica advertencia de Michael Crichton contra las locuras humanas, la franquicia se ha descontrolado cada vez más. Al principio, era Chris Pratt como un veterano de la marina convertido en pastor de rapaces; de repente, teníamos clones humanos y una trama extensa sobre langostas gigantes.

'Jurassic Park' es, en esencia, simplemente un tipo diferente de película de terror, donde el asesino lleva extinto 65 millones de años. Y las secuelas de películas de terror tienden a simplemente reabastecer la nevera de víctimas y seguir como siempre. 'Rebirth' prácticamente hace precisamente eso. Es justo donde deberíamos estar: de vuelta a lo básico, con un barco lleno de arquetipos amplios pero divertidos navegando hacia una isla infestada de dinosaurios, para luego ser devorados sistemáticamente.

Liderando el grupo está Zora Bennett, interpretada por Scarlett Johansson, la "Viuda Negra" de caqui, una agente de operaciones especiales de moral gris, especializada en conseguir artículos de dudosa legalidad. ¡Ah! Pero perdió a un querido amigo en el último trabajo, así que su imagen podría estar empezando a resquebrajarse. El representante farmacéutico Martin Krebs (Rupert Friend) la ha contratado para acompañar al paleontólogo Dr. Henry Loomis (Jonathan Bailey) en una excursión a Surinam, a unas antiguas instalaciones que funcionaban como centro de I+D para InGen, los creadores de 'Jurassic Park'.

Su tarea es recolectar unas muestras de ADN de dinosaurio que contienen la clave para curar la enfermedad coronaria. Zora recurre a su viejo colega Duncan Kincaid (Mahershala Ali), quien tiene un barco. En el camino, reciben una señal de socorro de la embarcación familiar Delgado, capitaneada por Reuben (Manuel García-Rulfo), que transporta a sus hijas Teresa (Luna Blaise) e Isabella (Audrina Miranda), y a Xavier (David Iacono), el novio drogadicto de Teresa.

Hay tres ingredientes clave. El primero es David Koepp, quien escribió tanto 'Jurassic Park' como su secuela, 'El Mundo Perdido: Jurassic Park', pero no ha regresado a la franquicia desde entonces, hasta ahora. Al igual que en las dos películas que tienen el guión para Steven Soderbergh este año ('Presence' y 'Black Bag'), mantiene una narrativa limpia y eficiente, incluso logrando recuperar material no utilizado de la novela de Crichton.

El segundo es el director de 'Godzilla', Gareth Edwards, uno de los mejores domadores de monstruos de Hollywood, quien, con razón, trata a sus criaturas como una fuente tanto de terror como de asombro. Aquí, con mucho gusto, despliega algunas de sus tomas características (siempre efectivas): la posible víctima golpeando la puerta con los puños (en 'Rogue One', fue porque Darth Vader estaba preparando sashimi rebelde) y la bestia o máquina del tamaño de un titán que emerge del humo.

Con un presupuesto limitado, también demostró en 'The Creator' (2023) y su debut en 'Monsters' (2010) su capacidad para combinar efectos especiales con efectos especiales y escenografía evocadora. Hace lo mismo aquí (en su mayor parte), con la ayuda del director de fotografía John Mathieson. Incluso los dinosaurios mutantes fallidos, creaciones horribles y bastante trágicas, se utilizan con moderación e inteligencia.

El tercer ingrediente mágico es Bailey, encantador como siempre (ver: 'Wicked', 'Bridgerton', todo su catálogo anterior), pero que también clava de forma crucial la secuencia de "un hombre que dedicó su vida a los dinosaurios ve uno por primera vez". Los antiguos fans de los dinosaurios podrían derramar alguna lágrima. De hecho, añadamos un cuarto ingrediente: Dolores, la aquilops del tamaño de un terrier, que aporta un toque de ese factor Grogu tan comercial a la película. ¿Qué puedo decir? Es monísima.

Hay algo nostálgico en 'Rebirth'. Y, sin embargo, esa sensación acogedora se consigue principalmente gracias a la precisa interpretación del tema original de John Williams por parte del compositor Alexandre Desplat, y a la forma en que Koepp y Edwards rinden un sutil homenaje a ciertas secuencias familiares (también hay una escena de un niño esquivando pasillos, igual que con los raptores en la cocina).

Pero los personajes y diálogos antiguos no se están extendiendo para que el público los aplauda. No debería ser nada agradable que una secuela haya mantenido su dignidad, pero aquí estamos. Incluso hay una línea argumental en la película sobre cómo el público se ha cansado de toda la fauna jurásica. El brillo ha desaparecido. Es una especie de metanarrativa que funciona de maravilla. 'Rebirth' está devolviendo el atractivo a los dinosaurios.

‘Jurassic World Rebirth’ se estrena en cines a partir del 2 de julio.

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